07 de noviembre de 2011 ~ Deja tu comentario

Enseñar (y aprender) los números



Aunque este artículo fue escrito para el Nivel Inicial, también tiene vigencia para Primaria y para Secundaria.

Siempre me llamó la atención los saberes matemáticos de los artesanos. Y cuando digo artesanos, me refiero también a los que ejecutan oficios variados como el carpintero, el mecánico, con la condición de que consigan que su trabajo sea creativo.

El carpintero maneja las medidas con criterio matemático cuando es capaz de obtener conclusiones más o menos generales, cuando consigue predecir resultados basado en las relaciones que ha establecido entre las cantidades y las formas. Me refiero a calcular la cantidad de estantes de una biblioteca teniendo como datos las medidas de los estantes y de la pared, sin necesidad de probar a poner maderas, equivocarse, sacarlas, volver a poner, etcétera.

El fiambrero estima el peso de varios productos sin usar la balanza, puede calcular el tamaño de un envase para poner determinado contenido sin necesidad de probar a ponerlo para ver si es equivocado o no.

La cocinera calcula y puede inferir resultados numéricos aún sin recurrir a los objetos concretos; estima las cantidades que necesita aunque los comensales sean el doble, o la tercera parte, o una vez y media. Puede cortar masa con formas de figuras geométricas y hacer la menor cantidad de cortes posibles.

Como maestra de matemática me parece que la forma de aprender matemática derivada del trabajo artesanal, es algo que vale la pena detenerse a observar para usarla en el salón de clases.

La idea es promover tareas que lo chicos puedan hacer y que les aporte aprendizajes matemáticos. ¿Qué quiero decir con eso? Me refiero a que los chicos hagan pero también reflexionen, observen, saquen conclusiones, las pongan a prueba en casos diferentes, intenten generalizaciones, apliquen relaciones para predecir nuevos resultados.

Veamos un ejemplo. En la salita los chicos juegan a preparar galletitas con una masa sencilla. Ya prepararon la masa y ahora llegó el momento de cortar las masitas. Para eso habrá moldes de formas variadas: cuadrados, rectangulares, circulares, en forma de flor, etcétera. Los chicos prueban a cortar masitas cuadradas y usan los moldes. Al cortar se descarta masa entre los lugares donde aplicaron el molde, masa que hay que volver a amasar y estirar para volver a cortar. La maestra pregunta si se puede hacer de otra forma para no tener que amasar tantas veces. Los chicos buscan maneras…… casi sin darse cuenta están conectándose con las propiedades geométricas de los cuadrados.

La maestra dice: ¿cómo se puede hacer con el cuchillo para cortar galletitas cuadradas? De esta forma se van metiendo en una maya de cuadrados; con unos pocos cortes logran hacer lo que cortaban con los moldes. Algunas galletitas salen cuadradas, otras no. La maestra lleva la atención de los chicos para que comparen y decidan las que son cuadradas y las que no. A esta altura ya están trabajando con paralelismo y perpendicularidad.

Esta manera de trabajar embarca al docente en una observación continua de los aprendizajes de sus alumnos, sus errores y la posibilidad de usarlos para seguir construyendo.

Por eso nuestros chicos de jardín, puestos a hacer en sus juegos y sus pequeñas tareas, pueden construir saberes matemáticos, y esos saberes pueden avanzar más si el docente está atento a usar el hacer de los chicos para promover la reflexión y la comprensión.

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